Pocas bandas a lo largo de la historia del heavy metal han generado
tanta controversia. Alabados por muchos como una de las mejores bandas
que haya dado el estilo, y acusados por otros por ser “una banda de
baladas” y sin personalidad, los Scorpions han sido y serán, polémicas
aparte, una de las bandas más importantes y recordadas de todos los
tiempos.
No resulta descabellado decir esto, tendiendo en cuenta la
altísima calidad de la mayoría de sus discos y el abultado número de
ventas que estos discos consiguieron: Tokyo Tapes, Lovedrive, Love at
first sting o este brutal Blackout son discos que aún se recuerdan con
admiración y cariño por la parroquia rockera en pleno. Resulta difícil
decir cual es su mejor disco, pero si hay uno que concentre toda la
calidad compositiva , el poder abrasivo de las guitarras y la exquisitez
vocal de Klaus Meines, es disco es sin duda este Blackout del 82.
Con
este disco, editado en el 82 tras el éxito del Lovedrive (1979) y el
varapalo crítico y comercial del irregular Animal Magnetism (1980), los
Scorpions decidieron llevar su sonido a lindes más heavies, en la onda
de bandas como Judas Priest o Iron Maiden, algo que en su día les hizo
conseguir críticas por perder su personalidad rockera y algo psicodélica
de sus discos de los 70. Pero lo que nadie pudo negar fue que el disco
tenía calidad a raudales.
El plástico se abría con el cañonazo
“Blackout”, una canción rápida, pegadiza y muy cañera, cortesía de
Schenker & Jabs, que se convertiría en un clásico de sus conciertos
de los años 80. Junto a este tema venía la festiva y pegadiza “Can’t
live without you”, que dejaba paso al gran clásico del disco, “No one
like you”, una canción emotiva, pasional, dura, que atrapa y envuelve
desde la primera vez que se escucha.
Seguía “You gimme all I need”,
un tema que se iniciaba en clave de medio tiempo para desembocar en otro
tema emotivo y pasional, en la onda de “No one like you”. “Now!” era
una canción rapidísima y agresiva, pero en el plano cañero se llevaba la
palma el siguiente corte, “Dynamite”, sin duda la canción más heavy que
los Scorpions hayan escrito jamás.
La cosa se relajaba con
“Arizona”, un tema de puro hard-rock festivo que aunque sea un gran
tema, parece un poco fuera de lugar en relación al estilo de los demás
temas del disco. La dureza volvía de la mano de “China White”, un tema
de puro heavy metal pausado y machacón, lleno de potencia y pasión.
El
redondo se cerraba con la hermosa y lacrimógena balada “When the smoke
is going down”, una de las mejores baladas de los Scorps, y por
desgracia, también una de sus más olvidadas.
En definitiva, Blackout
es el mejor y más cañero disco de los Scorpions, el disco que les
permitió pasar de ser una banda de rock de éxito mediano a convertirse
en mega-estrellas mundiales del heavy metal ochentero. Un clásico
absoluto de la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario